2010-2019: Una década de cine de terror

El terror es uno de los géneros más rentables del cine ya que su bajo presupuesto y la legión de seguidores que tiene hacen posible que hasta las películas más discretas recuperen la inversión fácilmente. Además, al ser un género tan popular, cuando una película tiene éxito, el beneficio que los productores obtienen es tan alto que irremediablemente empiezan a sacar secuelas hasta exprimir las sagas al máximo.

Debido a ello, daba la impresión que durante los últimos años el género estaba un poco estancado. Sin embargo, las películas de miedo milagrosamente han revivido cual zombi durante esta década, dejando producciones que han atraído al cine a los espectadores de todo tipo, desde los menos exigentes hasta los más sibaritas. Y a continuación vamos dar buena muestra de ello.


El reinado de Stephen King

Como he comentado arriba el terror es un género muy dado a producir secuelas sin control. Motivo por el que a día de hoy todavía nos acompañan muchos de los personajes míticos que han aterrado a generaciones durante décadas. Así, desde los años 70 tenemos a Michael Myers en nuestras pantallas, que nos visitó de nuevo en La noche de Halloween (2018); desde los no tan idílicos años 80 nos acecharon otra vez Freddy Krugger en Pesadilla en Elm Street (El origen) (2010) y un modernizado Chucky en Muñeco diabólico (2019); desde los años 90 volvió a perseguirnos Ghostface en Scream 4 (2011) y desde principios de siglo llevamos viendo en pantalla a Jigsaw, que tuvo su última oportunidad de asustarnos en Saw VIII (2017). Por supuesto, no me olvido de otros seres menos corpóreos como son "La Cosa" en La cosa (The Thing) (2011) o el demonio en Posesión infernal (Evil Dead) (2013), que tuvieron sus respectivos remakes esta década. Aún así, ninguno de los personajes arriba mencionados nos ha aterrado tanto como Stephen King, cuya primera adaptación al cine, Carrie (1976) de Brian de Palma, ha cumplido ya más de 40 años. 

Uno de los motivos por los que la obra del escritor nos ha acompañado tanto tiempo es porque, por suerte, la imaginación de Stephen King es tan prolífica que no necesita recurrir a secuelas sin fin para mantener al espectador pegado a la butaca. Pese a ello, no ha podido evitar que durante esta década la industria de Hollywood haya realizado remakes de alguno de sus clásicos como el de su primera adaptación en Carrie (2013), el de Cementerio de animales (2019) y sobre todo, la nueva versión del payaso asesino de IT.

Así como los dos primeros remakes no harán sombra a las películas originales, la nueva adaptación de IT, una de las novelas más famosas del genio de Maine, tuvo tal éxito que fue capaz de ensombrecer a la miniserie de culto de los 90. Y es que hay que reconocer que la tarea del director argentino Andres Muschietti, que ya había triunfado anteriormente con la cinta de terror Mamá (2013), fue encomiable en It (2017), lo que la convirtió en la película de terror más taquillera de todos los tiempos. Ese éxito aumento considerablemente el presupuesto de su secuela, It. Capítulo 2 (2019), convirtiéndola en una de las películas de terror más caras de la historia.

Aunque la secuela de It no puede considerarse una segunda parte al uso dentro del cine de terror, ya que era necesaria para adaptar la trama completa del libro de Stephen King, el maestro del terror sí tiene una secuela que ha sido adaptada al cine con todas las de la ley, Doctor Sueño (2019), segunda parte del clásico El resplandor (1980), que fue llevada a la gran pantalla con éxito de crítica y público por Mike Flanagan, que ya había llevado anteriormente a Netflix otra adaptación de King, El juego de Gerald (2017).

Y es que Netflix ha sabido ver el filón que representa el legado de Stephen King para los aficionados al cine de terror y ha cogido algunas de sus novelas menos famosas para llevarlas a su plataforma. Así, además de la terrorífica historia de esa mujer atada a una cama en una cabaña abandonada también se pueden ver otras historias sacadas de la macabra imaginación del escritor como 1922 (2017) y En la hierba alta (2019).


El terror más clásico

La impronta de Stephen King en el cine de terror es indudable, pero antes de que sus adaptaciones revolucionaran el género otros grandes autores ya había habían sido llevados a la gran pantalla con éxito. Henry James tuvo la versión en celuloide de Otra vuelta de tuerca en Suspense (1960), Shirley Jackson vio su novela La maldición de Hill House en la gran pantalla con el nombre de La mansión encantada (1963) y uno de los relatos más famosos de Edgar Allan Poe fue adaptado en la homónima La caída de la casa Usher (1960).

Estas películas definieron un tipo de cine de terror más clásico que tuvo dignas herederas en Al final de la escalera (1980) o Los otros (2001), pero en el siglo XXI su influencia había sido relegada por otros subgéneros más populares como el slasher, el torture porn, el found footage o los omnipresentes zombis. 

Pero la esperanza no estaba del todo perdida, ya que a principios de siglo aparecía La mujer de negro (2012), la primera película de Daniel Radcliffe tras el fenómeno de Harry Potter, que producida por la mítica Hammer, consiguió ser la película de terror británica más taquillera de la historia. Sin embargo, tal éxito ha caído en el olvido casi diez años después debido al fenómeno que despertó el estreno un año después de Expediente Warren: The Conjuring (2013), otra película con casa encantada heredera del cine más clásico.

Esta cinta fue el inicio de una saga de películas interconectadas entre sí, siguiendo una estrategia comercial similar a la de Marvel con los superhéroes. Así, la película inicial y su estupenda secuela, Expediente Warren: El caso Enfield (2016), servían de columna vertebral y carta de presentación de otros seres malignos que protagonizarían sus propios spin-off. De ahí saldrían las tres secuelas de Annabelle —Annabelle (2014), Annabelle: Creation (2017) y Annabelle vuelve a casa (2019)—, La monja (2018) y La Llorona (2019), formando parte de lo que se ha empezado a denominar el "Warrenverso", una franquicia que siempre funciona bien taquilla a pesar de que su calidad no alcance el de las películas protagonizadas por el matrimonio Warren. 


Blumhouse Productions 

Las dos películas principales de ese Warrenverso están dirigidas por James Wan, posiblemente el director de terror más importante de la década, que además de las dos películas de este peculiar universo ha dirigido las dos primeras partes de la saga Insidious, Insidious (2010) e Insidious: Capítulo 2 (2013), otra franquicia de terror con casas encantadas.
La primera de estas películas fue el punto de inflexión de su carrera como director, ya que tras el éxito de Saw (2004) sus siguientes películas pasaron sin pena ni gloria por las carteleras. Pero por suerte se cruzó en su camino Blumhouse, la productora responsable de uno de los mayores éxitos del cine de terror de los últimos años, Paranormal Activity (2007).

Esta pequeña productora apenas había producido media decena de películas antes del bombazo de la saga paranormal, pero con el gran éxito de esta cinta de terror encontraron la imagen de marca que los llevaría al éxito: películas de presupuesto moderado pero con realizadores trabajando con total libertad, algo poco habitual en la industria del cine norteamericano.

Esa libertad de la que gozan los directores les permitió atraer a novatos como Damien Chazelle —que los llevó a los Óscars con Whiplash (2014) — o a realizadores consagrados que no pasaban por su mejor momento, como Wan o Shyamalan —que reverdeció los laureles con La visita (2015) y Múltiple (2016)—; pero, sobre todo, para producir una gran cantidad de cine de terror, que como decíamos al principio, es uno de los géneros más rentables de la industria.

La gran rentabilidad de la que han gozado sus producciones (no olvidemos que la primera película de Paranormal Activity es la película más rentable de la historia, multiplicando por 7000 su presupuesto) les ha permitido realizar durante esta década multitud de sagas de terror a pesar de ser una productora relativamente nueva. Las más conocidas serían:
  • Saga Paranormal Activity. Utiliza el recurso de found footage o metraje encontrado para actualizar y darle realismo a diferentes historias de fantasmas. Cuenta con un total de 5 secuelas realizadas esta década: Paranormal Activity 2 (2010), Paranormal Activity 3 (2011), Paranormal Activity 4 (2012), Paranormal Activity: Los señalados (2013) y Paranormal Activity: Dimensión fantasma (2015).
  • Saga Insidious. Películas de posesiones que tienen como nexo en común a la parasicóloga Elise Rainer. Sus dos primeras partes cierran una historia y las dos siguientes, Insidious: Capítulo 3 (2015) e Insidious: La última llave (2018) son precuelas.
  • Saga La Purga. Partiendo del subgénero home invasion de la primera película la saga desarrolla una original trama futurista donde un día al año los crímenes no están penados, incluido el asesinato. La franquicia está formada por cuatro películas —The Purge: La noche de las bestias (2013), Anarchy: La noche de las bestias (2014), Election: La noche de las bestias (2016) y La primera purga: La noche de las bestias (2018)— y una serie de televisión.
  • Saga Sinister. En este caso la amenaza viene de una antigua divinidad babilónica que para acceder al mundo de los humanos necesita que se asesinen a todos los miembros de una familia menos a uno. Consta de dos partes, Sinister (2012) y Sinister 2 (2015).
  • Saga Feliz día de tu muerte. Al igual que Atrapado en el tiempo (1993), las protagonistas de esta saga están obligadas a revivir el día de su muerte en bucle. Cuenta con dos partes, Feliz día de tu muerte (2017)Feliz día de tu muerte 2 (2019)
  • Saga Eliminado. Jugando con el recurso de contar una historia de terror a través de la pantalla de un ordenador la saga explota el miedo a internet con dos películas, Eliminado (2014) y Eliminado: Dark Web (2018).
  • Saga Ouija. Con este nombre no hay lugar a equívoco, la invocación de espíritus mediante este famoso juguete acabará de forma sangrienta en dos películas, Ouija (2014)Ouija: El origen del mal (2016).
  • Saga Creep. Otra saga que utiliza el recurso de metraje encontrado pero en este caso englobado dentro del movimiento mumblegore, donde además de su bajo presupuesto destaca la improvisación de su limitado reparto y su espíritu naturalista. Tiene dos partes, Creep (2014) y Creep 2 (2017).

Visto así podría parecer que Blumhouse acaba haciendo lo mismo que las majors, creando largas sagas por cada película original que tiene cierto éxito, pero lo cierto es que la productora también ha sido capaz de crear películas únicas que han hecho las delicias de los fans del terror como The Lords of Salem (2012)El regalo (2015), Oculus: El espejo del mal (2013), Los elegidos (2013), The Belko Experiment (2016), Hush (Silencio) (2016) o Sweetheart (2019).

Pero si ha habido una película de terror de esta productora que haya sido especial esa es Déjame salir (2017), que además de ser su película más taquillera en Estados Unidos consiguió ser nominada al Óscar a mejor película, todo un rara avis para el género de terror. Pero de ella vamos a hablar mejor en el siguiente apartado, ya que entra de una nueva etiqueta que ha surgido esta década y que se denomina...


El terror elevado

El terror elevado o post-terror es una etiqueta que se hizo popular entre los aficionados al cine con Déjame salir, pero que se había empezado a usar unos años antes a raíz del estreno de Babadook (2014). Este subgénero define a las películas de terror que intentan ir más allá de las fórmulas que aplica Hollywood a estas cintas, evitando caer en los sustos fáciles e indagando más en los conflictos entre los personajes y sus psicologías. Pese a que es una etiqueta que ya es de uso común hay mucha gente que reniega de ella. Por un lado, porque parece que minusvalora al resto de las películas del género, al tildar al post-terror de películas más intelectuales o "elevadas", y por otro lado porque este tipo de películas se llevan haciendo toda la vida, sin que hiciera falta inventar otra nueva clasificación para etiquetarlas.
De hecho no hay que irse muchos años más atrás para encontrar una película de terror psicológico que podría entrar de este nuevo subgénero. Ahí está Cisne negro (2010), la película centrada en el mundo del ballet que dirigió Darren Aronofsky y que estuvo nominada a los Óscars. O Déjame entrar (Let Me In) (2010), remake de una película sueca de vampiros adolescentes que ya había llamado la atención de los cinéfilos más exigentes unos pocos años antes. También entraría dentro de esta etiqueta otra película posterior de Aronofsky, Madre! (2017), que está llena de metáforas que pueden ser rechazadas por los espectadores que esperan una cinta de terror más apegada a los tropos del género.

Pero hay otros directores que son más representativos del este subgénero que el director de Réquiem por un sueño (2000). Para empezar Jordan Peele, que tras la crítica al racismo de Déjame salir realizó una crítica a las bases del bienestar social en Nosotros (2019). O Ari Aster, otro hijo ilustre de este subgénero que tras Hereditary (2018) —que se definió como El Exorcista (1973) del siglo XXI— realizó Midsommar (2019), una luminosa película de terror ambientada en una idílica villa sueca que se torna en una pesadilla.

Estas dos últimas películas fueron producidas por otra productora de reciente creación, A24, que está especializada en cine indie y cuya reducida cartera de cine de terror bien podría englobarse dentro del terror elevado. Así, además de las películas de Ari Aster tenemos también las dos películas dirigidas por Robert Eggers: La bruja (2015), un relato de brujería ambientado en una pequeña familia de colonos cristianos, y El faro (2019), una claustrofóbica historia rodada en blanco y negro sobre dos aislados fareros. También se encuentra en su catálogo El sacrificio de un ciervo sagrado (2017), sobre la surrealista pesadilla que sufre un cirujano perseguido por su pasado, y la menos conocida Llega de noche (2017), donde una familia vive aislada en una cabaña debido a un extraña enfermedad que asola al mundo.

Otras películas destacadas de esta nueva ola de terror serían It Follows (2014), muy deudora de la La noche de Halloween (1976) de Carpenter; La invitación (2015), sobre un grupo de amigos que se reúnen tiempo después de que una de las parejas pasase por una gran tragedia; The Neon Demon (2016), ambientada en el mundo de la moda, y Suspiria (2018), remake del clásico de Dario Argento cuya historia transcurre en una escuela de danza.


Actualizando fórmulas

Además de adaptaciones de Stephen King, Warrenverso, Blumhouse y terror elevado esta década también ha dado muestras de cine terror en subgéneros más que conocidos por el espectador pero igual de efectivos que siempre.

El cine de monstruos volvió con dos de los más famosos de la historia. El primero es Depredador, que contó con Predators (2010) y Predator (2018), dos nuevas secuelas independientes entre sí que vuelven a confirmar que la saga nunca estará a la altura de la original. Y el segundo es Alien, en el que Ridley Scott volvió a ponerse a los mandos de dos precuelas, Prometheus (2012)Alien: Covenant (2017), que narraban el origen de estos extraterrestres con una idea interesante pero con unos resultados que satisficieron a pocos.
Mejor que dichas secuelas fue Life (Vida) (2017), una hermana bastarda de la primera Alien que no inventaba nada pero que estaba hecha con el suficiente oficio como para caer en gracia. Pero si hay una película de monstruos que ha sorprendido esta década por su originalidad es sin duda Un lugar tranquilo (2018), un angustioso film de terror en el que una familia intenta sobrevivir a unos monstruos que cazan guiados por el sonido y que algunos también incluyen en el subgénero de terror elevado. El éxito de esta cinta fue tal que dos películas posteriores que jugaban con mimbres similares no pudieron evitar las odiosas comparaciones: A ciegas (2018), donde el sentido de la vista era el detonante del peligro y que es uno de los mayores éxitos de Netflix y The Silence (2019) donde el sonido otra vez era determinante en la trama y que pasó sin pena ni gloria por la plataforma de streaming.

Aunque todos estos monstruos podían haber salido de la mente del admirado Lovecraft, su obra sigue siendo más inspiración de nuevos universos que material de origen de películas célebres. Aun así cada cierto tiempo llegan con goteo adaptaciones de sus historias, y esta década se realizó uno de las más célebres, Color Out of Space (2019), traslación a la gran pantalla del relato del mismo nombre que protagoniza el siempre al límite Nicolas Cage. En ella un organismo extraterrestre convertirá la apacible vida de un entorno rural en una pesadilla alucinógena.

Pero si hablamos de monstruos muchos más reales los amos de las pantallas son los tiburones desde que Spielberg creo en los 70 el primer blockbuster de la historia con Tiburón (1975). Esta década ha habido cuatro películas destacables en este subgénero: la superproducción Megalodon (2018) y las mucho más angustiosas Infierno azul (2016), A 47 metros (2017) y su secuela A 47 metros 2 (2019). Pero los tiburones no son los únicos animales capaces de aterrar a los espectadores en sus butacas, ya que los cocodrilos dieron su estimable réplica en Infierno bajo el agua (2019) y las pirañas también se mostraron hambrientas en la muy gore Piraña 3D (2010).

No obstante, ya sabemos que el mundo es un lugar peligroso lleno de bestias con ganas de devorarnos, pero nadie duda que el hombre es el ser más peligroso sobre la faz de la tierra, sobre todo si ha muerto y vuelve en forma de zombi. Y es que la popularidad de los zombis este siglo ha llegado a unas cotas inimaginables pocos años antes, ya que se consideraba un subgénero demasiado sangriento para las grandes masas. Aunque posiblemente la popular serie The Walking Dead haya dado la puntilla final a este subgénero para los próximos años, los cines han podido aprovechar los últimos coletazos de esta fiebre por los no muertos.

El que más rentabilidad le ha sacado al fenómeno zombi esta década es Brad Pitt, que protagonizó y produjo Guerra mundial Z (2013), adaptación de una exitosa novela del género. Aunque los fans del texto original se quejaron de que la película apenas cogía la idea base de la novela para transformarla en un vehículo para el lucimiento de la estrella, la combinación de película de acción y terror para todos los públicos consiguió auparla como uno de los mayores taquillazos de Pitt.

Muy similar en cuanto a espíritu, pero con mucha más hemoglobina, Tren a Busan (2016) también combinaba la acción con el terror de forma muy efectiva, convirtiendo a esta película coreana en todo un fenómeno entre los aficionados al subgénero. Pero si en la película de Brad Pitt echáis de menos la sangre no os preocupéis, porque en Overlord (2018), una cinta bélica que se transforma en una película de zombis gracias a unos experimentos nazis, hay sangre de sobra.

Hay muchas otras películas de zombis que no han llegado al gran público al tratarse de pequeñas producciones como Melanie. The Girl With All the Gifts (2016), The Cured (2017) o Cargo (2017), pero es que la oferta ha llegado a ser tan amplia que los recurrentes tópicos del género han dado a multitud de comedias, muchas de ellas más exitosas que las películas de terror. Pero de eso ya hablaré en la entrada dedicada a comedia.

En cambio pocas risas producen otros subgéneros que también han dado alegrías a los aficionados al terror estos años como No respires (2016), tensa home invasion donde los habituales papeles de víctimas y verdugos se invierten cuando unos ladrones entran en la casa de un exmilitar; Tú eres el siguiente (2011), un slasher que tiene multitud de fans por su desparpajo sangriento; La cura del bienestar (2017), una cuidada producción sobre un centro terapéutico que pone en práctica unos procedimientos más que dudosos; La cumbre escarlata (2015), la gótica película de Guillermo del Toro, o la mezcla de géneros que ofrecen las sagas V/H/S y The ABCs of Death V/H/S (2012), V/H/S 2 (2013), V/H/S Viral (2014), The ABCs of Death (2012)The ABCs of Death 2 (2014)ABCs of Death 2.5 (2016).

Para completar el menú los aficionados al género también han encontrado en Netflix bastantes propuestas originales, aunque no siempre alcancen el nivel que las interesantes ideas sugerían. Así tenemos La perfección (2018), El ritual (2017), El apóstol (2018), Cam (2018), Eli (2019) o Velvet Buzzsaw (2019).


Hay muerte más allá de Hollywood

Comentaba un poco más arriba que una de las mejores películas de zombis de la década ha sido la coreana Tren a Busan y es que, aunque el cine de terror oriental no tiene la presencia en las carteleras que tuvo hace unos años cuando películas como The Ring (El círculo) (1998) o La maldición (The Grudge) llamaron la atención de occidente, todavía siguen llegando propuestas que merecen nuestra atención.
Posiblemente una de las mejores películas del género que se haya estrenado en cines ha sido El extraño (2016), una película coreana donde la investigación de unos asesinatos por parte de un inepto policía acaba convirtiéndose en una terrorífica lucha por salvar a su familia. También de ese país tenemos la bastante más desconocida Endemoniada (2010), donde una mujer ayudará a huir a una joven que está esclavizada en una pequeña isla no sin antes derramar un poco de sangre.

Aunque parece que Corea del Sur ha adelantado a la otrora imbatible Japón en el género del terror, no hay que olvidar que allí está el prolífico Takashi Miike, que a su extensa filmografía siempre es capaz de añadir títulos de terror tan interesantes como Lesson of the Evil (2012) o As the Gods Will (2014), donde los pobres estudiantes tendrán que pasar por un calvario si quieren llegar vivos al siguiente curso. Del país del sol naciente también nos llegó a principios de la década la casi olvidada Cold Fish (2010), una película bizarra con toques de gore inspirada en un asesino en serie real.

Además de lo que se denominó el J-Horror el terror de inicios de siglo también quedó marcado por el nuevo extremismo francés, donde algunos realizadores galos llevaron la violencia a una crudeza poco explorada por el cine comercial. Aunque muchos de esos realizadores acabaron renegando de ese tipo de cine algunos directores como Pascal Laugier o el siempre polémico Gaspar Noé han seguido realizado interesantes películas de terror durante esta década, como Ghostland (2018) en caso del primero, o la premiada en Sitges Climax (2018) en caso del segundo. En este festival de cine fantástico también se llevaría varios premios unos años antes otra película francesa, Crudo (2016), un drama con visos de terror sobre el descubrimiento del canibalismo por parte de una adolescente.

Por otro lado, los amantes de las experiencias más extremas tuvieron la oportunidad de seguir estos años con la saga holandesa The Human Centipede, que continuó con The Human Centipede 2 (Full Sequence) (2011)The Human Centipede 3 (Final Sequence) (2015). Pero si las películas en las que un doctor une los sistemas digestivos de varias personas no les pareció lo suficientemente desagradable siempre pueden ponerse con una de las películas más controvertidas que pasó por el festival de Sitges, A Serbian Film (2010). La polémica proyección de esta película serbia, donde se simula la violación de un bebé, llevó al director del festival a ser juzgado por exhibir pornografía infantil y a que la cinta fuera retirada de otros festivales españoles donde estaba programada. 

Pero más allá de polémicas, si hablamos de directores de terror europeo que han destacado en lo cinematográfico a lo largo de esta década el principal nombre sería el noruego André Øvredal. Empezó la década con una película de culto como Troll Hunter (2010), donde unos estudiantes van a grabar un documental al polo norte sobre los Trolls que el gobierno tiene oculto. Posteriormente se pasaría al cine inglés con otro título que ha ido ganando fama entre los fans del cine de terror como es La autopsia de Jane Doe (2016) para tres años después dar el salto a Hollywood de la mano de Guillermo del Toro con Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019).

Si nos fijamos en otros países europeos, casi a inicios de la década llegaba desde Irlanda Byzantium (2012), que se atrevía a contar una cruda historia de vampiros cuando en las pantallas triunfaban los romances de los chupasangres de la saga Crepúsculo, y que por ello ha caído injustamente en el olvido. Pero todavía más minoritario sería el cine de los directores austriacos Severin Fiala y Veronika Franz que empezaron a crearse un nombre con Goodnight Mommy (2014) para dar también el salto al cine en inglés con The Lodge (2019). Y del cine danés no se ha movido Joachim Trier, que tras varios laureados dramas realizó una cinta de terror sicológico emparentada con Carrie titulada Thelma (2017) que fue premiada en Sitges.

Y si hablamos de cine europeo no puedo obviar las estupendas muestras del cine de género que ha dado el cine español. Con el cruel portero interpretado por Luis Tosar en Mientras duermes (2011) y la cinta de posesiones basadas en hechos reales Verónica (2017) a la cabeza, el terror hispano ha sido capaz de crear una marca con cierto prestigio dentro del género fuera de nuestras fronteras. Y para quien no lo crea ahí está Do-eo-lak (2018), el remake coreano de la película dirigida por Jaume Balagueró. 
Aunque también ha habido películas muy autóctonas como el terror de la postguerra de Musarañas (2014) o la adaptación de una historia del folclore vasco Errementari (El herrero y el diablo) (2017), el reconocimiento de las producciones españolas en el exterior, que se empezó a cimentar gracias a Los otros (2001) y [REC] (2007), ha animado a otros directores españoles a pasarse al inglés, teniendo como exponentes más importantes El secreto de Marrowbone (2017) y La piel fría (2017).

Además de la cinta de Amenábar. otra película que marcó el cine nacional de terror de principios de siglo fue El orfanato (2007), que convirtió a Belén Rueda en toda una musa de un género en el que ha reincidido esta década con películas como Los ojos de Julia (2010) o El pacto (2018) en España o No dormirás (2018) en Uruguay. De Uruguay también vino La casa muda (2010), una película que sorprendió por estar rodada en un único plano secuencia y que tuvo un remake americano, Silent House (2011).

Pero no nos podemos engañar, el cine de terror latino apenas tiene incidencia en los mercados extranjeros y ni la mexicana Vuelven (2017), la colombiana El páramo (2011) o las argentinas Aterrados (2017) y Sudor Frío (2010) han cruzado muchas fronteras. Solamente la venezolana La casa del fin de los tiempos (2013) ha tenido una mayor repercusión fuera del cine hispanohablante, llegando a tener un remake en corea del Sur, House of the Disappeared (2017).

Y para terminar con este repaso internacional don nacionalidades que no suelen ofrecer títulos remarcables en este género pero que han destacado en el ámbito internacional. La primera es Irán, que gracias a Netflix ha sido capaz de dar visibilidad a Under the Shadow (Bajo la sombra) (2016)una interesante película de espíritus malignos en el Teherán islamista de los años 80. Curiosamente es en este país, tan poco habitual como trasfondo en el cine de terror, donde también se ambienta otra película que llamó la atención de los fans de las películas de miedo, Una chica vuelve a casa sola de noche (2014), aunque la producción estuviera totalmente realizada en Estados Unidos.

El segundo país que quiero destacar es Australia, que en 2010 estrenaba en España Triangle (2009), una estimable película de terror ambientada en un barco que se ha convertido en un clásico de culto por utilizar un recurso de otro subgénero que no es recomendable desvelar para evitar spoilers. Y menos conocida, pero también destacable es Hounds of Love (2016), donde un accidentado secuestro es la base de la trama.


50 títulos básicos del cine de terror de la década 2010-2019

Por último, como he ido haciendo hasta ahora, he intentado hacer una selección de las películas de terror más representativas de estos diez años. abarcando distintas corrientes y subgéneros, y ordenándolas por año de producción.

Triangle (2009)
Cisne negro (2010)
Insidious (2010)
Troll Hunter (2010)
Mientras duermes (2011)
Sinister (2012)
Prometheus (2012)
Byzantium (2012)
Guerra mundial Z (2013)
Expediente Warren: The Conjuring (2013)
Expediente Warren: El caso Enfield (2016)
Annabelle: Creation (2017)
The Purge: La noche de las bestias (2013)
Anarchy: La noche de las bestias (2014)
La casa del fin de los tiempos (2013)
Babadook (2014)
It Follows (2014)
Goodnight Mommy (2014)
Creep (2014) 
El regalo (2015)
La bruja (2015)
La invitación (2015)
La cumbre escarlata (2015)
Múltiple (2016)
Under the Shadow (Bajo la sombra) (2016)
No respires (2016)
Tren a Busan (2016)
El extraño (2016)
Infierno azul (2016)
La autopsia de Jane Doe (2016)
Crudo (2016)
It (2017)
Déjame salir (2017)
Life (Vida) (2017)
El sacrificio de un ciervo sagrado (2017)
Madre! (2017)
Verónica (2017)
Errementari (El herrero y el diablo) (2017)
El juego de Gerald (2017)
Un lugar tranquilo (2018)
Hereditary (2018)
Suspiria (2018)
Overlord (2018)
Climax (2018)
A ciegas (2018)
Nosotros (2019)
Midsommar (2019)
Doctor Sueño (2019)
Color Out of Space (2019)
El faro (2019)




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En caso de que seáis fans del género y queráis profundizar más en el cine de terror de esta década haciendo maratones en la noche de Halloween, arriba tenéis una lista de filmaffinity en la que podéis consultar la mayoría de las películas que se han realizado ordenadas de más a menos interés (aunque siempre podéis ordenarlas en función de la nota media si no os fiais de mi criterio).

En la siguiente entrada del blog me iré a un género opuesto al cine de terror como es el cine de animación. Mientras tanto, a disfrutar del cine.






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2 Comentarios

  1. Muy buen resumen, es un genero que esta década he visitado menos de lo habitual porque Ery no puede verlas XD Hereditary la tengo a medias porque me dejo un poco traumatizado y quiero verla de día XD

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    1. Jaja, yo también estaba bastante desconectado del género, pero creo que movimientos como el terror elevado han animado bastante el cotarro.

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